jueves, 25 de junio de 2009

declaración provisional de independencia

A veces creo que no puedo soportar esta ansiedad, este vacío que provoca tu ausencia. Dos semanas hace que no te respiro, dos semanas que llevo respirando humos de alientos ajenos. Realmente, no sé por qué hago esto, quizá sea el momento de alejarte de mi vida, puesto que, al margen del placer, de la calma ficticia que me aportas, solo me ofreces complicaciones.

Dos semanas que se me han hecho eternas, pero voy afrontando con fuerza y voluntad los retos que yo misma me planteo, y siento que verdaderamente puedo sacarte de mi vida, de mis labios, de mis manos, de mis propios pulmones. No me haces nada bien.

Seguiré echándote de menos, seguiré deseándote, fíjate cuán grave es el asunto que hasta sueño contigo. Pienso en todos los momentos que hemos pasado juntos, cualquier circunstancia era excusa, los malos ratos, los grandes éxitos... verdaderamente, has estado conmigo en los momentos más importantes de estos últimos cuatro años. A veces pienso en la idea de que todo es un teatrillo, que volveré a caer, que cualquier excusa barata bastará para que recurra a ti como último consuelo. Pero no, no quiero, me sentiría mal conmigo misma, me sentiría fracasada y débil, y es por eso que, sin siquiera habérmelo planteado, estoy llevando a cabo esta lucha interior. Sin siquiera habérmelo planteado, poco a poco estás desapareciendo de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario