domingo, 30 de enero de 2011

Con noticias de Holanda

Retomo este espacio abandonado y vuelvo a meterme en la piel de Lady Barbuda, que ha viajado a latitudes norteñas para expandir sus mundos: el geográfico, el social, el académico, y el interior (y seguro que alguno más). Aquí estoy, en la ciudad X X X. Mi situación actual, de ahora mismito: son las 12:20 de la mañana, me he perdido el desayuno del hostal por perrería, y tengo a mi acompañante dormido aquí al lado, más perro aún que yo. Internet me dice que fuera la temperatura es de 1ºC, pero estoy segura de que miente, y ahí afuera hace como -10ºC (entre el airecito y la humedad). Y como dicen que al séptimo descansó (aunque no llegue a una semana nuestra estancia aquí), nosotros homenageamos al domingo como se merece, o al menos un rato.
Es difícil resumir estos 5 días como amsterdarmmer, por que no he parado, así que hago un breve repaso para quien se pregunte qué ha sido de la loca de Irene, y qué hace que a penas da señales de vida.
Pongo rápidamente en antecedentes: el 25 de enero salía nuestro avión (el mío y el del acompañante), desde dos puntos diferentes de la geografía española: Madrid y Barcelona. ¿Por qué Ámsterdam? Porque desde hace 5 años le tengo puesta una estrellita en mi mapamundi personal, y porque además el universo se confabuló para que este fuera mi destino Erasmus. El acompañante decidió una buena mañana (que ya no recuerdo si fue de primavera, de verano o de otoño) acompañarme en mi viaje y trasladar sus objetivos allí. De modo que desde entonces, nos acompañamos mutuamente en inquietudes, dudas, ilusiones y vivencias en esta aventura que acaba de comenzar.
Un detalle bastante importante es que aún no tenemos una madriguera fija en la que deshacer nuestras maletas, un tema que me ocupa los pensamientos unas 12 horas al día. El resto de horas duermo, como o realmente pienso que me encanta esta ciudad.
Estos tres días atrás yo he estado muy ocupada con el ISN Introduction, tres jornadas de presentación de los estudiantes internacionales en las que más o menos, todos eran como yo, aunque con una diferencia: todos tienen casa. No han estado mal estos tres días, me han servido para recordar la ciudad, para saber dónde ir y dónde no ir (Fucking House ¬¬). He estado en mi primera Borrel (reunión típica holandesa en la que la peña se junta para beber cerveza) y he surcado las negras aguas de los canales. Le he echado un ojo a las bicis, estoy deseando tener una, pero ahora mismo la prioridad es el piso, OJALÁ tenga suerte (seguro que sí) y os ponga aquí la maravillosa noticia de que tengo un piso precioso (y vosotros, lugar donde dormir cuando vengais a visitarme).
El hostal es entretenido, muchísima gente joven, y su zona de fumadores está llena de morados que empiezan el porrotour a eso de las 8 de la mañana. A mi favor o en mi contra, mencionar que con tanto que hacer aún no he pisado un coffee.
El martes empiezo la universidad, y ya tengo 30 páginas que leerme para una asignatura. Fantástico, ¿no?
Otro detalle importantísimo a mencionar es que ESTOY EN EL PAÍS DE LOS CRUESLIS, es decir, para los ignorantes que no los conozcan, los mejores crispis del mundo. En el supermercado hay a montones, y en el hostal mismo, me los ponen para desayunar.
Sin más que añadir por ahora (al menos que yo recuerde), concluyo esta primera crónica de la ciudad X X X, en la que estoy realmente contenta (a pesar de los intentos del clima de criogenizar disimuladamente al personal).

Muchos besos y abrazos!

Lady Barbuda