lunes, 21 de febrero de 2011

La gruta del Dandelion

Lo del Dandelion no es una madriguera cualquiera. Es una gruta en toda regla, con sus galerías, pasadizos, fauna y hasta un canal propio. Comparte la gruta con otros cinco habitantes, lo que hace la convivencia más interesante. Dentro de la gruta (que incluye cocina con microondas, batidora y horno, cosas de las que yo carezco, así como sofás y una tele plana… ¡vaya gruta!) está su madriguera, una amplia estancia de suelo naranja. El lugar también está lleno de cosas útiles, pero aún está vacío de todo lo demás, así que el Dandelion, como yo, ahora tiene el cometido de adornar su madriguera de sentimientos, experiencias, música y cine.
Finalmente, ambos hemos conseguido nuestro objetivo, el que nos marcamos desde buen principio, de estar juntos pero no revueltos. Y eso que, ante las adversidades en las que nos hallamos en ciertos momentos, incluso llegamos a cambiar el rumbo de nuestros planes y pensamos en compartir algo, que más que madriguera podríamos llamar cursimente hablando, “nidito”. Pero los acontecimientos quisieron que tuviéramos una reacción inesperada a lo que todo el mundo esperaba, y los dos estamos muy contentos. Además, es gracioso vivir eso que en dos años y medio no hemos vivido, algo así como: “Luego tomamos algo” “¿Te vienes a comer a casa?”, o encontrármele a la salida en la puerta de la facultad con un aire romanticón.
Así que Dandelion, mi gran enhorabuena por haber encontrado un techo directamente proporcional al esfuerzo de la búsqueda. ¡Muchas FEIlicidades!
Y como decía unos días atrás, una vez más nos ha cambiado la mirada cuando le abrimos los ojos a la Ciudad X X X. Esas “X” se van despejando poco a poco (aunque seguiré llamándola así, porque me gusta), ya no la vemos como un lugar con retos casi insuperables. Más bien, es una ciudad que, si quieres cruzar el canal, un poquito más adelante te ofrecerá un puente. Pero por supuesto, tienes que caminar. Yo soy muy optimista con esas cosas, y como muchos saben, pienso que si deseas algo con muchas ganas y trabajas por ello, ya tienes un gran porcentaje para conseguirlo. Algunos lo llaman “la Ley de la Atracción”, otros “energía” y yo lo llamo también voluntad y ganas. ¿Cuál será el próximo paso? ¿Cuál el próximo acontecimiento que agite la bola de nieve en la que vivimos? No tengo la menor idea, ahora no busco nada, sólo espero que las cosas vengan para saborearlas, y hacer simbiosis con esta ciudad, que tanto me gusta desde el mismo momento en que puse los pies en ella, hace ya más de cinco años.

jueves, 17 de febrero de 2011

La búsqueda

Lady Barbuda tenía la certeza de que en la Ciudad XXX se hallaba la Fuente de la Eterna Juventud. De ella manaba el delicioso líquido que acostumbraba a beber en el lugar del que venía, ese que la mantenía joven y fresca, pero que, tras el difuminio que habían marcado las fronteras tras sus pasos, ahora le resultaba prácticamente inaccesible. Así que, lo que antes era un ir y venir rutinario para abastecerse en la Fuente de la Eterna Juventud, ahora se había convertido en una hazaña digna de relatar.
La Perla Negra esperaba impaciente, con ansias de aventura ante el nuevo reto que se presentaba, deseosa de iniciar el camino hacia el Tesoro. Lady Barbuda se acomodó en su montura y dieron rienda suelta al nuevo poder que habían adquirido: juntas, conocían el camino a cualquier lugar que desearan ir, incluso aunque nunca antes hubieran estado. Haciendo uso de ese tremendo poder, dieron rienda suelta a su intuición guía y galoparon a la orilla de canales, cruzando puentes a lo largo del caos ordenado de la Ciudad XXX. Debían darse prisa, pues a la incertidumbre del lugar exacto donde se hallaba la Fuente de la Eterna Juventud se añadía un hándicap: esta se cerraba cada día a las seis de la tarde, cuando el sol ya se había escondido más allá del último canal de la Ciudad. De modo que, luchando contra el tiempo y el espacio, Lady Barbuda y la Perla Negra llegaron a Haarlemmerstraat.
Según había consultado en los mapas, era allí donde estaba la Fuente de la Eterna Juventud, y gracias a la intuición guía que habían desarrollado, no les fue difícil encontrarla. Un ápice de decepción asomó cuando descubrieron que la Fuente había echado el cierre por aquel día, pero se esfumó en el instante en que apareció el hada madrina de aquel momento y abrió la puerta. Lady Barbuda entró en aquél lugar, dejándose envolver por olores de su memoria que ya no le eran rutinarios, sino un poco nostálgicos: aceite, jamón, pan... y por fin, después de tres semanas en el país en el que los habitantes no caminan, sino ruedan, encontró esos polvos marrones con los que fabricar la bebida que la mantenía en la Eterna Juventud. Después de tres largas semanas sin probarlo, había vuelto a beber de ese incomparable Elixir de la Vida. Una vez más, Lady Barbuda y la Perla Negra habían triunfado en la Ciudad XXX.




En resumen, que YA tengo ColaCao. 450 gramos por el módico precio de 6,50 el bote. Toma ya.

sábado, 12 de febrero de 2011

A house in the middle of the street

Lady Barbuda retransmitiendo desde el Red Light District:
19 de la tarde, hace un día asqueroso! lluvia, frío... y mientras el gadget del escritorio me recuerda que en Madrid disfrutan de 12 graditos y un sol amarillo y brillante. Pero ¡no pasa nada! ¡El lunes me mudo a mi madriguera! Después de una intensa búsqueda que durante dos semanas me ha tenido en ascuas, caminando en la cuerda floja con riesgo de caer al canal, he conseguido un techo más o menos estable. El lugar es una residencia de estudiantes cerquita de Central Station,cerquita de mi uni y bastante acogedor. Como edificio vecino, tengo una facultad de la UvA. Según entras, se agradece que en los escalones te quepa el pie entero, y el número de escalones es asequible, e incluso podría decir escaso (en comparación con otros lugares, proclives a un suicidio involuntario escaleras abajo). La madriguera consiste en una habitación de paredes azules, grandes ventanales, una cama, un escritorio y un armarito. En la parte de arriba vive otra estudiante, nos separan las escaleras que suben a su habitación y una barandilla. Quizá se eche de menos algo de intimidad, pero no está tan mal. Con ella comparto baño y la cocinita. Además, la Perla Negra tiene un lugar más protegido donde echar el ancla y dormir. En conclusión, me gusta el lugar y puedo hacer de él mi casa unos cuantos meses, hasta que la verdadera "tenant" vuelva de su investigación en la India, porque sí, olvidaba decir que voy a estar subalquilada mientras la legítima alquiladora está ausente. Al parecer es un chanchullo bastante frecuente en la Ciudad X X X, debido al gran problema de densidad de población que tienen. Así que ahora, a esperar a que llegue el lunes, y mientras tanto, seguiremos informando y buscando la madriguera del Dandelion, que se hace de rogar un poquito más (esperemos que no mucho). Buen fin de semana, aquí termina la crónica de Lady Barbuda desde el Red Light District.

martes, 8 de febrero de 2011

Hace como una semana que Lady Barbuda no se deja ver por estos lares, así que ya es hora de continuar con las crónicas. Estos días, como venía diciendo, son realmente atareados, el acompañante y yo no hacemos más que ir de un lado para otro en nuestra interminable búsqueda de madriguera, pero con esa excusa aprovechamos para conocer esta ciudad de juguete. Aquí cada día nos ofrece una cosa nueva por descubrir, es la magia de las ciudades desconocidas, que poco a poco se dan a conocer, pero nunca llegas a saber todo de ellas. Y, tal y como hablaba con el acompañante (al que a partir de este momento me referiré como Dandelion), con cada nuevo acontecimiento nos cambia la mirada, y sentimos que poco a poco vamos avanzando. Así que no puedo hacer otra cosa que contar el acontecimiento clave que nos ha cambiado la perspectiva esta semana:

La tátara-tátara-tátara-tátara nieta de un hidalgo escuchimizado (que bien podríamos confundir con Don Quijote, aunque sin serlo) que se había dedicado a caminar por toda Castilla a causa de su cerebro reseco, con temor a que, de tanto leer, le ocurriera lo mismo que a su tátara-tátara-tátara-tátara abuelo, se anticipó a que su cerebro se secara, y tal y como hizo el antepasado, se puso a caminar. Tanto caminó, que sus pies terminaron por convertirse en alas, y volando volando, aterrizó en unas tierras verdes y esponjosas, con ríos que simulaban ser calles, y edificios construidos como por un arquitecto algo ebrio. Aquel lugar era muy distinto de la Castilla por la que había caminado su ascendiente, y a la que ella estaba acostumbrada, pero era un sitio acogedor y coqueto, así que lo escogió como su nuevo hogar. Pronto se sorprendió al descubrir que en aquella ciudad los pies no se utilizaban tanto como en el lugar de donde ella venía, ¡qué demonios! Nadie utilizaba los pies, sino unas extrañas criaturas que los nativos empleaban para sus desplazamientos. Montados sobre aquellos seres que no tenían ojos, ni boca, ni patas, y con cuerpo de metal, los pobladores parecían moverse mucho más rápido que sobre los pies, así que la chica llegó rápidamente a la conclusión de que habría de hacerse con uno de esos artilugios si quería descubrir la tierra mágica en la que ahora vivía.
No tardó ni una semana en encontrarla, o a lo mejor fue ella quien fue encontrada. Al verla, quedó deslumbrada por su elegancia, su esbeltez y su estilo. Su color negro brillante que había comenzado a perderse consecuencia de la experiencia. La tocó y notó una vibración que le reafirmaba en su decisión de que, durante el tiempo de andadura por aquél lugar, nunca más se separarían. Y así es, desde entonces cabalga por las tierras verdes y esponjosas, a la orilla de los ríos que simulan ser calles, bajo los edificios construidos como por un arquitecto algo ebrio sobre su fiel montura. Y por supuesto, el nombre no podía ser otro: la Perla Negra.
Irene y la Perla Negra.

martes, 1 de febrero de 2011

Continuamos con el parte informativo, hoy del día 31 de enero de 2.011, lunes de cielo plomizo en la Ciudad X X X. Para algunos, habrá sido un maldito lunes más. Para otros, comienza la semana. Para aquellos que se hayan casado, hayan sido ascendidos en el trabajo o les haya tocado el cupón de la Once (o al menos lo que echaban) habrá sido un día fantástico. Y para mí, ha sido mi cumpleaños. 21 inviernos, sí señores, compartiendo suelo con todos ustedes, de lo que me siento muy orgullosa y es un honor (obviamente mutuo, tanto por mi parte como por la vuestra). Y bueno, ahora los chiquillos se meterán conmigo llamándome señora y diciéndome "Oiga, que usted ya no tiene 20 años". Pero tengo mi propio recurso "antiedad", o mejor dicho, mi fórmula estilo Peter Pan para no terminar de hacerme mayor. Y digo yo, uno es mayor cuando empieza a tener recuerdos de 20 años atrás. Para mí eso es imposible, puesto que por mucho que lo intente, no logro recordar los acontecimientos de cuando tenía un año (que es la edad que correspondería en este momento). Aun así, seguro que con mi mala memoria, cuando tenga 25 no me acordaré de cuando tenía 5, y cuando tenga 30 no recordaré exactamente cuál era mi vida con 10. Ya está, eternamente joven^^. Sea cual sea la artimaña que se me ocurra, muchas felicidades Irene!
Bueno, hoy hemos tenido tres acontecimientos principales que resumiré rapidito (que tengo que irme a dormir):
1. Ya tenemos soffi nummer. Eso significa que ya podemos currar
2. He soplado 21 velas en la cafetería de una facultad de la UvA, con el acompañante y dos sevillanas que son muy guays
3. Hemos visitado la cueva de una versión iraní de Shrek (con todos mis respetos al señor, pero era inevitable evidenciar las similitudes). Recalcando este tercer momento, decir que hemos aparecido ahí donde Cristo perdió el mechero, en un lugar bastante oscuro y solitario, y una vez llegados a la cueva, el buen señor nos ha comunicado en un idioma bastante distante de lo que nosotros llegamos a entender, que alquilaba su habitación para compartirla, en su casa con un olor bastante sospechoso, y en definitiva, poco atractivo. No, el acompañante y yo no somos nada pijos, somos gente con critero. Así que hemos decidido al unísono que aquello no se acoplaba a nuestra idea de madriguera, y hemos salido corriendo de la cueva, hallando el alivio con olor a marihuana de nuestro Flying Pig.
Buenas noches, noches a todos, todos.