miércoles, 2 de diciembre de 2009

principio o final

El paquete de tabaco está tirado en el suelo. Vacío. Se me están acabando los porros, mi único consuelo. Se me está acabando la vida. ¿O está comenzando? No sé cómo empezó todo, no sé qué voy a hacer, ni cómo voy a salir de esta. Debí tener más cuidado. Ojalá nunca le hubiese conocido, yo ahora no estaría así. Se me ofrecen varias alternativas. Pero yo sólo veo dos: tenerlo o no tenerlo. Si lo tengo, se acaba mi vida. Si no lo tengo, acabaré con la suya, sin siquiera darle la oportunidad de decidir si él o ella quiere seguir adelante o quedarse en el intento de ser alguien. Si lo hago, quizá me arrepienta. Si no lo hago, es posible que también. Así que las dos alternativas terminan por fundirse y convertirse en una sola. Ya tengo el lugar escogido: la azotea tiene unas buenas vistas, perfectas para ser escenario de una despedida. De nuestra despedida.

lunes, 30 de noviembre de 2009

el gesto


Salí a la calle. Eran las ocho. El día estaba tan sumamente gris que me hizo llorar.
El frío me hizo llorar.
Las prisas me hicieron llorar.
El vacío me hizo llorar.
El amor de nuevo me estaba haciendo llorar.
Y así hice el camino hasta la estación, con los sentimientos desbordándome los ojos. Los ojos ocultos tras unas gafas de sol que no tenían mucho sentido en un día tan nublado. ¡Qué tontería! Yo no nací para disimular, y a veces olvido que es inútil que lo intente.
Me las quité y las guardé, ofreciéndole mi llanto silencioso a un montón de desconocidos que me miraban de reojo mientras esperaban al tren. Llegó, me subí, me senté, y no pude evitar el romperme del todo en un mar de lágrimas que destrozaban el equilibrio silencioso de la rutina de una forma que rallaba el absurdo.
La tristeza, en un momento tan crítico como el del llanto, tiene algo en común con la alegría en su punto culminante. Y es que en ambos casos lo que más se necesita es un abrazo.
Cualquier gesto se agradece. Y lo máximo que podía esperar fue lo que recibí en ese momento. La mano de la persona que estaba sentada frente a mí me ofrecía un klínex. Alcé la mirada al tiempo que lo cogía y vi la mujer que, con ese sencillo gesto, me decía "no llores niña, las cosas no son tan importantes como a veces nos parecen, sécate las lágrimas e intenta hacer de hoy un buen día". Le ofrecí la mejor sonrisa que me permitían mis circunstancias, y secándome las lágrimas le contesté "Tiene razón".
Y me bajé en Cuatro Vientos.

martes, 10 de noviembre de 2009


Había sido un día duro en el calendario, uno de esos que se tachan con una equis sin dar lugar a más comentarios. Los lunes y los martes se han unido para acabar conmigo, pero en aquel momento deseché la idea de darme por vencida. Balanceándome temerariamente entre la fiebre y el cansancio de un ritmo que todavía me cuesta, le di la espalda a la cama, agradecí el calorcito eléctrico del radiador en ausencia del calorcito humano que tanto se echa de menos en momentos como ese y me enfundé ese jersey granate de rombos, que dentro de mi armario es lo que más se parece al uniforme de poeta. Tiré todo por el suelo: los zapatos, los apuntes, el teléfono, los bolígrafos y los tickets, y de paso abrí la ventana y tiré la vergüenza, las normas, las leyes, los prejuicios, el cansancio, y todas las demás piedras. Me deshice de todo, y consideré que había llegado el momento. Me senté aquí, respiré con los ojos cerrados y me puse a hacer lo que más me gusta del mundo: escribir.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Por más que intento huir, por todas partes me sorprende el nombre de una ciudad tan deseada como inalcanzable, donde duermen mis sueños o echan a correr por todas partes, y yo sin poder salir detrás de ellos porque hoy estoy totalmente bloqueada, y por mucho que le diga a mis pies que se pongan a caminar, sé que no me harán caso. O seré yo misma quien los frene, porque ellos están ansiosos por correr hacia allí, hacia ti, pero me empeño en retraerme, en reprimirme, en esperarte aunque sé que tú ahora...
No sé donde estás.
Ni qué haces.
No sé si sé quién eres.
No sé si sé quién soy.

viernes, 23 de octubre de 2009

Sé que mañana me dirás que yo tenía razón, que no existen las cosas imposibles y que siempre hay una solución para aquel que no se cansa de buscarla. Me abrazarás con ese cariño de antes y te reirás conmigo de todos aquellos que decían que el Alzheimer era incurable, y que llenos de razones me afirmaban que jamás volverías a llamarme por mi nombre, sin que otra persona lo reconstruyera por un momento en tu memoria en ruinas.

martes, 6 de octubre de 2009

Día Rojo

Después de un mes en el que la niña había estado jugando a ser mayor y el juego le había gustado, en el que ella sola era quien hacía y deshacía, dueña de sus actos como nunca antes lo había sido, ella se presentó una noche de octubre de un incipiente otoño extrañamente caluroso.
De sopetón, la chica que ya se creía mayor comenzó a encoger y encoger hasta quedarse en la niña que probablemente seguía siendo, y por primera vez se sintió sola. Se encontró con que su barco de sueños de 105 centímetros de repente albergaba esas cosas que tanto le preocupan a los mayores: la casa, los estudios, el trabajo... En su cama, (que ahora resultaba inmensa) buscó un abrazo y no lo encontró. Buscó palabras de ánimo, pero solo escuchó silencio. Buscó calor, y sólo sintió el agobio que le causaba el edredón sobre su cuerpo. Buscó besos, pero estaban demasiado lejos.
No podía hacer nada, simplemente fortalecerse a sí misma, hacerse valiente, pues era lo que ella había elegido, era lo que realmente quería. Así que cerró los ojos para que desaparecieran de su vista todos los miedos y se durmió.
Ireneotoño había llegado sin avisar, y le había dado un susto. No había por qué preocuparse.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Ahora, después de los mil y un días sin saber de ti, de repente me dices las palabras mágicas, y ejerces sobre mí ese poder de transformación que te has adjudicado y que sólo tienes tú. Ese poder que me devuelve a la princesa y a su vestido blanco, alejando de mí todos esos momentos en los que la creí muerta, porque el príncipe vuelve, tal y como prometió, aunque a veces ni siquiera pudiera creerle. Entonces ocurre que la coraza se agrieta, el maquillaje se cuartea. La droga en las calles, la violencia, la decadencia. El miedo, las plumas mojadas, el papel destruido, las velas que se consumen, las vidas que se consumen… todo adquiere el papel contrario al asignado y chispea, porque todo es vida, y no importa nada más. El otoño que viene preparará para ti su vestuario de gala, y yo reviviré mi mejor sonrisa. Todo por las palabras mágicas, que son tan inusuales que alimentan mi incredulidad y hasta me parecen mentira, pero que cuando se dicen… alcanzan su objetivo permanente de mantenerme hechizada. Y ya no importa nada más.

viernes, 11 de septiembre de 2009

She's so cold - He isn't here

Él no está. Una vez más te preguntas por qué esa canción le recuerda a ti. Si tú eres todo lo contrario. She’s so cold, dice, qué irónico puede ser el hecho de que esa canción le recuerde a ti. Así que tú la escuchas con todo el desconcierto y con toda esa impotencia porque él no está, y la canción te recuerda a él porque a él le recuerda a ti.
Juegas a disfrazarte de ella, de la fría, pero piensas “es imposible”, sobre todo cuando él está, te calientas, te calienta y ni en broma cabe en la cabeza que, como ella, puedas congelar con la piel a cualquiera que toque tu piel helada. Así que ríes, porque es mentira, porque no es así, él no es demasiado cálido para ti. Y cuando se acaba la canción, aún con la musiquilla en la cabeza, sin ser consciente de ello buscas algún lugar, cualquiera que sea, que dé algo de calor a tu cuerpo, a tu mente, que sin querer y sin saber se ha congelado en el tránsito del recuerdo de cuando estabas con él y de repente te das cuenta de que él no está.

viernes, 28 de agosto de 2009

El Regreso

Nadie se enteró de su llegada, pues sus pies tocaron Madrid en ese intervalo de tiempo en el que la ciudad se va a dormir o se despierta, según se mire. Llevaba en la maleta poco más que tres pantalones y alguna camiseta. Pero en su maleta había ido guardando muchas cosas más. Tantas cosas, que se había dado cuenta de que era el momento de volver a casa.
Y eso hizo, giró la llave sin el menor ruido y se acostó en la cama como si nunca se hubiera ido. Bien guardadito en su memoria cada momento que el verano le había regalado, se durmió enseguida pensando algo que tiempo atrás había repudiado


Hogar, dulce hogar

Irene ha vuelto

viernes, 7 de agosto de 2009

de vuelta y vuelta


Madrid
Me abraza con su calor insoportable. Es agosto. Echo de menos la tramontana casi tanto como a…
Me atraganto, no puedo seguir hablando. Se me seca la garganta, y por más que grite, no me escuchas.

-¡Sálvame!

Y no lo oyes, sigues allí, de arriba abajo, sin parar ni un minuto, y cuando te grito, ni me oyes. Yo me atraganto, mientras a la margarita se le cae otro pétalo.
- Me encanta que me des buenas noticias
- La marea trae algo nuevo cada día

Madrid
Me atrapa sin saber que no soy suya, ya no, hoy no. Algún día volveré, pero ahora soy de otro. Lo siento, Madrid. Tanto tiempo contigo que ya ni te quiero.
-¡Cuántas personalidades!
-Aquesta nit que fem? Rubina?
Pero no, aquí no se puede. Joder, el tiempo es una unidad tan relativa… me controla como quiere. Y se pasa tan rápido cuando estoy contigo que no puedo evitar querer más, más, y más…


Siempre la misma pregunta:
-¿Qué hacemos?
Siempre la misma respuesta
-No lo sé.

jueves, 16 de julio de 2009

monólogo interior


Buscando continuamente la manera de salvar el segmento de aire que nos separa.
El segmento de tierra.
Mañana limpiaré los cristales, abriré las ventanas y le diré al mundo: sólo quedan un par de días para verle. Y nadie lo entenderá, sólo yo, sólo yo sabré lo importante que es todo esto
que dos meses de repente queden reducidos a dos días
que serán dos horas
que serán dos minutos
que serán…
Temo una recaída en el tabaco, sobre todo ahora que estoy comenzando a tener conciencia de no fumadora. Es como si el humo me acechara en cada esquina recreándose en su olor, en su gusto, en su forma que cada vez me parece más deliciosa. Tengo miedo de él y tengo miedo de mí misma.
Llevo todo este tiempo cargando, cargando el móvil, el mp3, cargando con tensiones, con libros, cargando con resacas, con broncas. Llevo todo este tiempo cargando las pilas, recuperando fuerzas y llegado el momento crucial, en el que debería estar a punto, todo se deshace ante el temor de la duda, de la incertidumbre que pone título a todo esto y que no me cansaré de repetir, incertidumbre, incertesa o como tú prefieras llamarlo desde tu bipolaridad lingüística.
Y vuelvo marcha atrás y descubro temores, miedos que aparecen dando la cara y en cada sombra de cada palabra, no me gusta que se vea pero se ve, y no sé de dónde salen todos si yo lo único que quiero es vivir la vida y lo hago, pero… ¿qué falta?
Seamos sinceros, te gusta todo esto, o al menos, otra cosa no sería mejor. Los temores, la incertidumbre, no son en absoluto peor que la seguridad, que la estabilidad (¿acaso no huyes siempre de ella?). Sabes que aunque a veces las fuerzas flaqueen te gusta esta situación de desconcierto, es incluso divertida y así la aceptas y juegas con ella.
Y el tabaco… al fin y al cabo ha pasado de ser un vicio a ser un reto, supongo que aunque te prives del placer a la larga será más gratificante que sacar el mechero y encender otro cigarro.
Dos horas, dos días, dos meses. Volvemos atrás y veo que tengo los bolsillos con algún puñado más de recuerdos que contarte. Y aún así siempre me quedo con las cosas que nunca me atreveré a decirte. Lo siento.
No faltaría nada, pero nada tendría sentido.
Después de un año, sigo en período de prueba. No sé si en mis pulmones entra tanto aire. No se si mis pies pueden con tanta tierra.
En fi
és lo que hi ha.

jueves, 25 de junio de 2009

declaración provisional de independencia

A veces creo que no puedo soportar esta ansiedad, este vacío que provoca tu ausencia. Dos semanas hace que no te respiro, dos semanas que llevo respirando humos de alientos ajenos. Realmente, no sé por qué hago esto, quizá sea el momento de alejarte de mi vida, puesto que, al margen del placer, de la calma ficticia que me aportas, solo me ofreces complicaciones.

Dos semanas que se me han hecho eternas, pero voy afrontando con fuerza y voluntad los retos que yo misma me planteo, y siento que verdaderamente puedo sacarte de mi vida, de mis labios, de mis manos, de mis propios pulmones. No me haces nada bien.

Seguiré echándote de menos, seguiré deseándote, fíjate cuán grave es el asunto que hasta sueño contigo. Pienso en todos los momentos que hemos pasado juntos, cualquier circunstancia era excusa, los malos ratos, los grandes éxitos... verdaderamente, has estado conmigo en los momentos más importantes de estos últimos cuatro años. A veces pienso en la idea de que todo es un teatrillo, que volveré a caer, que cualquier excusa barata bastará para que recurra a ti como último consuelo. Pero no, no quiero, me sentiría mal conmigo misma, me sentiría fracasada y débil, y es por eso que, sin siquiera habérmelo planteado, estoy llevando a cabo esta lucha interior. Sin siquiera habérmelo planteado, poco a poco estás desapareciendo de mi vida.

viernes, 19 de junio de 2009

típicos

Es tan común oír decir

"Sin ti todo es distinto


Sin ti, nada es igual"
Discrepo.
Yo a ti te diría algo muy diferente, exactamente te diría lo contrario.

Sin ti nada es distintoSin ti, todo es igual.

domingo, 7 de junio de 2009

El concepto de contradicción

"Viendo cada cosa en su dualidad se comienza a descubrir su sentido y a saber a qué atenerse. Son las contradicciones, y el efecto recíproco de sus tensiones constantes, las que constituyen el terreno propicio a la creatividad. Desde que aceptamos el concepto de contradicción, comenzamos a percibir cada problema como un conjunto cuyo sentido es dialéctico. Admitimos entonces que para cada positivo existe un negativo [...] Es lo que Bohr llama la complementariedad, lo que significa que el juego de fuerzas aparentemente conflictivas o efectivamente contrarias constituye la verdadera armonía de la naturaleza."

miércoles, 3 de junio de 2009

el deseo

Los amantes tropezaron 1, 2, 3 veces.
En sus magníficos encuentros conocieron algo digno de ser vivido, pero que, como ocurre a veces, les era negado.
Ella pidió un deseo, poder volver a abrazarle de aquel modo, que no acabara nunca, pero todo era tan complicado que ni el genio, ni el hada, ni la bruja con más poder podían concederle el deseo íntegro.
Ella tenía que conformarse con tomarlo a sorbitos, y solo de vez en cuando. Sabía que eso no bastaba, que nunca bastaría.
Pero mejor eso que nada.

miércoles, 27 de mayo de 2009

start!

3,2,1 y el espectáculo vuelve a dar comienzo en esta segunda vuelta de la primera temporada. Los participantes van saltando de uno en uno a una superficie indeterminada q en un principio denominaríamos vacío, y q puede transformarse en un aterrizaje sobre una superficie mullida, o bien en un hostión sobre un suelo de cemento.Entonces entra en escena la funambulista, que tiene como finalidad atravesar del 29 de mayo al 15 de junio sin vacilar, avanzando con paso decidido (o por lo menos intentándolo). La funambulista, consciente de las idas y venidas de su equilibrio y de las rachas de viento que pueden azotarla y enviarla contra el suelo, trata de estar atenta, y para no arriesgar mediante juicios demasiado atrevidos, se mantiene a la expectativa de un posible aterrizaje forzoso. La caída le asusta, le amenazan amagos de vértigo y las miradas se ciernen sobre su nuca y sobre sus pasos, expectantes. Pero no piensa volver atrás, y menos cuando ya tiene un pie elevado sobre el aire. Deberá, eso sí, aprender a su paso sobre este nuevo tramo, y cargarse para el próximo que venga de todos los poderes y atributos que hagan que poco a poco, ese hilo de seda por el q están dispuestos a caminar sus pies se transforme en un puente de hierro sólido y firme, a través del cual trazar todos los caminos que se le antojen, ya no como funambulista, sino como una gran mujer, segura de sí misma. Y capaz, capaz de todo.
El espectáculo va a comenzar.

miércoles, 20 de mayo de 2009

para no olvidar


Fue divertido planearlo todo, esa mezcla de emoción, nervios y ganas, de incertidumbre (como siempre) que hizo que la distancia de Madrid a Figueras la hiciese caminando sobre un cable de acero. Pero al último paso que di ahí estabas tú, un poco como siempre, un poco distinto, pero siempre tú. Volví a perderme en tu abrazo, a quemar todo aquello que me quemaba antes de verte, a olvidar, a rejuvenecer, a vivir mayo como se merece, en todo su esplendor y con toda nuestra intensidad, habitual en nuestros encuentros. Y siempre tan efímero, y siempre tan increíble, De nuevo en tus brazos para volver a nacer, se pasó el 16, el 17 y ese cachito de 18 que compartimos. Llegué a Madrid entre la alegría y la desgana, por haber estado contigo y por volver aquí de nuevo sin ti. Descubrí, aunque me lo esperaba, que aunque yo volviese de vivir un sueño, en Madrid era lunes, y como tal, rutina.
Pero no señores, yo no era como todos los días, y eso que cogí el transporte a las mismas horas y caminé las calles bajo la misma luz de la tarde. Yo volvía de vivir mi sueño, y aunque el grueso del mismo permanezca en el Ampurdá, me traigo una pequeña réplica conmigo, y esa es sólo mía, por mucho que intente explicarlo, nadie sabe lo mágico que ha sido para mí volver a verle.

sábado, 9 de mayo de 2009

la única verdad


Cuando Eva encontró a Adán no ocurrió nada de lo que tradicionalmente la gente acostumbra a pensar. Fue un invierno, de esos de cuello alto y anorak de plumas, en plena ciudad y sin una hoja en los árboles (nada más lejos de la imagen de paraíso). No hubo costillas rotas, y ninguno de los dos acostumbraba a comer fruta. Las serpientes solo estaban en el zoo, y lo más parecido a la existencia de un ser que todo lo sabe era Matía Prats, con el discurso que les ofrecía cada noche. Sólo había algo que inevitablemente tenían en común con aquellos a los que se les asocia. Queramos o no, Eva, Adán y todos los aquí presentes compartimos algo fundamental con esos seres bíblicos. Y es que del polvo venimos, y en polvo nos convertiremos.


Imagen: Adán y Eva, Tamara Lempicka

domingo, 3 de mayo de 2009

Entre los "me quiere" y "no me quiere" tan dubitativos de una margarita, sin querer encontré a los niños perdidos. Sin saber si les incomodaría mi petición, o quizás les pareciese demasiado atrevida para ser nuestro primer encuentro, les rogué que me dijeran algo distinto, totalmente innovador, diferente a todo lo que había visto, oído, olido, soñado antes. Que ya nada conseguía tocarme de cerca, nada había que fuese inesperado, y les pedí que me ayudaran, que creía que había perdido el placer de sentir. Los niños perdidos fueron tajantes, tanto que vacilé entre echarme a reír o ponerme a llorar. Y sin más, siguieron su andadura.
Ellos sabían muy bien dónde estaban.La que estaba perdida era yo.





sábado, 25 de abril de 2009

Son las 2:40 de la madrugada, y el enfermo tiene uno de esos ataques insomnes que le aquejan noche sí, noche también. Su diálogo cansado y perdido se opone a todas nuestras proposiciones de ir a dormir. Sinceramente, no entiendo ni una palabra de lo que dice. Tampoco muestran nada sus ojos, nada más que vacío, o algo parecido a la insensibilidad. Nada de lo que dice tiene sentido. Nada de lo que le digo yo, tampoco. Hablamos, pero no nos entendemos. Y así podríamos seguir toda la vida, hasta la muerte, oyendo sin escuchar, mirando sin ver, gritándole a ese eco sordo que es su mente, su mente, el gran misterio de la humanidad.

miércoles, 1 de abril de 2009

Me lo dijo mi tía, y cada vez se me hace más evidente que está en lo cierto: el ser humano es malo por naturaleza. Y lo afirmó contundente, basándose en un caso muy cercano que lleva marcando nuestro día a día desde hace ya algunos años.
Él está enfermo. Ya no sabe nada, ni quiénes somos, ni siquiera es realmente consciente de quién es él, a pesar de que nosotros intentamos recordárselo continuamente, él se empeña en olvidarlo una y otra vez.
Ya no hay lazos de parentesco.
Ya no hay futuro, ni presente. La endeble base de su recuerdo está compuesta por los momentos que ya todos han olvidado, pero que en su memoria translúcida están grabados a fuego.
No hay costumbres, no hay moral, no hay normas sociales.
Y es entonces cuando uno se vuelve un desconocido.

lunes, 30 de marzo de 2009

Comedia sin título, ese fue el nombre que le dio Lorca a una de sus obras teatrales más vanguardistas. Puede que, como es mi caso, en ese momento estuviera poco inspirado a la hora de ponerle un nombre a su obra, un buen nombre representativo y atrayente para el público. Quizá, por otra parte, no buscara realmente un título y decidió denominarla así adrede, al fin y al cabo un título, por muy sugerente que resulte, suele ser demasiado sintético como para ser la carta de presentación de todo lo que encierra tras de sí. O es posible que la palabra "comedia" en sí portara todo el significado que Lorca quería ofrecernos de su obra, sin ser necesarios otros ornamentos. Y no es mala decisión, ni para él ni para mí. Una comedia, eso es lo que vivimos, a pesar de que muchos se empeñen en hacer de nuestra vida lo contrario llenándola de palabras grises. Humor es lo que nos falta, risa, ilusión, para no dejarnos caer en el pozo negro desde el que nos llegan invitaciones por todas partes. Si quieren aterrarnos, reducirnos, oprimirnos, silenciarnos... al menos actuemos con los mejores instrumentos que nos han sido otorgados, cuerpo y mente juntos para hacer por todos los medios que no se olviden de que existimos. Interpretar nuestra propia obra, seamos los protagonistas. Untemos el dedo en las acuarelas, es hora de pintar, de cantar, de bailar, de hacer todo aquello que por mucho que intenten quitarnos, siempre será nuestro. Riamos, riamos vida. Como dijo Chaplin, a fin de cuentas, todo es un chiste.